Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un tapiz https://nelsonyzpx962577.blog5.net/86723168/detrás-del-gesto-la-verdad-del-cabezazo-de-zidane